Evaluacion autentica
La Evaluación Auténtica es una metodología de evaluación para el aprendizaje, conducida a través de tareas del mundo real que requieren que los estudiantes deban usar su conocimiento y habilidades, dando cuenta de desempeños creativos y efectivos, en contextos significativos. No refiere únicamente a ponderar el accionar de los estudiantes, sino también al de los docentes, pues sus resultados involucran a todo aquel que interviene en el proceso de enseñanza y aprendizaje, incluida la familia. Por lo tanto, se convierte en el indicador de cómo ese quehacer colectivo infiere en el desempeño hacia la búsqueda de la calidad educativa.
La importancia del contexto
La
evaluación auténtica no puede darse si no se enfocan las actividades que se
evalúan desde el punto de vista del contexto. Así, estas actividades han de
plantearse en contextos realistas y cercanos al alumnado. Este realismo, acerca
los conocimientos, las destrezas y las actitudes implícitas en los objetos de
aprendizaje a aplicaciones de la vida diaria, en contextos personales,
académicos, familiares o sociales. Y a su vez, enfocar las actividades con este
planteamiento, provoca que estas actividades o tareas sean complejas desde el
punto de vista cognitivo. Implican en muchas ocasiones tipos de pensamiento
analítico, crítico y creativo para la solución de problemas o la toma de
decisiones en colaboración con otros.
El papel
del estudiante: evaluación formativa
Obviamente,
desaprovechar una tarea de estas características para mejorar el aprendizaje
que demuestra el alumnado (y también mejorar la enseñanza), es una lástima. Así
que, otra de las características es que el cómo aprende un estudiante está en
el foco de la mejora: ha de poder aprender en el propio proceso de la tarea y
con la evaluación que se haga de los aprendizajes que demuestra. El docente
centra su labor en proporcionar la retroalimentación necesaria, se introducen
mejoras en el propio proceso o incluso en el producto elaborado por el
alumnado. No se acaba la tarea tal como esté,
y a partir de aquí se premia o sanciona el aprendizaje demostrado. No
interesa evaluar para dar una calificación, sino porque el proceso de
evaluación mismo se convierte también en un catalizador de nuevos aprendizajes
o de refuerzo de aquellos que todavía no están consolidados.
Las bases
para la calificación de los aprendizajes
Por último,
las bases para establecer una calificación de los aprendizajes se centran en
dos aspectos fundamentales:
1) Los
estudiantes conocen de antemano los criterios de desempeño por los cuales van a
ser evaluados, e incluso son partícipes de su desarrollo. La evaluación se
convierte en un proceso público, participativo y transparente.
2) Se
utilizan varios criterios de evaluación (o metas o indicadores de logro) que
por otra parte han de corresponderse o han de estar presentes en la tarea o
actividad (compleja).
Estos dos
últimos puntos llevan casi siempre a asociar la evaluación auténtica al uso de
rúbricas. Aunque bien se podrían utilizar también instrumentos de recogida de
evidencias del aprendizaje, como un portafolio, y emplear diversos tipos de
instrumentos de evaluación que permitan la valoración de los aprendizajes de
estas evidencias, de la mejor forma posible. Tanto es así, que el enfoque ideal
es utilizar diversidad de instrumentos en contextos o actividades realistas (o
auténticas).
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